Montan UCIs, laboratorios y zonas de aislamiento e imponen chips de rastreo
MSC prohíbe volver al barco a cualquier pasajero que se salga del itinerario de las excursiones
El año 2020 ha pasado prácticamente en blanco para el sector de los cruceros, que en los primeros compases de la pandemia protagonizó verdaderos dramas. En febrero del año pasado el Diamond Princess fue puesto en cuarentena al descubrirse un brote que terminó con 700 pasajeros infectados y 10 fallecidos. Pocas semanas después, los barcos Zaandam y Rotterdam navegaban a la deriva ya que ningún puerto les dejaba atracar por llevar a bordo cuatro fallecidos y cientos de casos sospechosos de Covid.
La industria lleva meses desarrollando e implantando estrictos protocolos de seguridad sanitaria para impedir que se vuelvan a repetir estas escenas y para convencer a los gobiernos de que reabran los puertos al tráfico internacional para reactivar la operativa, que es mínima en Europa, y salvar algo de lo que queda de 2021.
Entre las medidas impuestas destaca la limitación de aforos al 70 o 60%, la realización de test antes, durante y después del crucero (cribado a tripulación y pasajeros), la habilitación de UCIs y de una zona de aislamiento para casos confirmados y sospechosos, la creación del concepto “viaje burbuja” y la obligación de usar mascarilla y llevar puesto un chip de control y seguimiento para que la empresa sepa en todo momento con quién y dónde ha estado cada pasajero en el caso de que de positivo para facilitar el rastreo de los contactos estrechos.
La Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) está negociando con el Gobierno de Pedro Sánchez y de distintas Comunidades Autónomas para que permitan en una primera fase los cruceros de cabotaje en la Península (navegación entre los puertos de un mismo país sin apartarse de la costa). Para convencer al Ejecutivo de que “los cruceros son una forma muy segura de ir de vacaciones, incluso en tiempos de pandemia”, tal y como asevera Rafael Fernández-Álava, director de comunicación y marketing de Costa Cruceros, la patronal ha presentado las medidas fijadas para minimizar los contagios y los resultados obtenidos en el MSC Grandiosa, que opera una ruta entre Italia y Malta, o los tres buques que TUI opera en Alemania, Grecia y el archipiélago canario.
Según explica Gosja Sönnichsen, directora de comunicación de Tui Cruises, los tres buques que tienen operativos han transportado unos 70.000 pasajeros y han registrado menos de 10 positivos a bordo. “Gracias a los protocolos se ha podido reducir al mínimo la posibilidad de contagio a bordo. Se ha demostrado que las medidas permiten identificar los casos a tiempo, evitar más infecciones y continuar el viaje”, asegura la portavoz de la compañía alemana en un webinar organizado por CLIA. En este punto, cabe destacar que la proliferación casos es lo que más preocupa a las compañías ya que no es la primera vez que se intenta reactivar la industria sin éxito. Por ejemplo, la naviera SeaDream Yacht Club fletó un crucero en verano por el Caribe con 58 personas a bordo de las que se contagiaron ocho antes de finalizar anticipadamente la travesía.
Burbuja, control y limites
Para limitar el riesgo, las navieras han instaurado el concepto de “viaje burbuja” que impide a los pasajeros y tripulantes tener contacto con un ser humano que no forme parte del crucero. Además, los cribados, la ventilación, la distancia social y las medidas preventivas se han convertido en un mantra. Por ejemplo, tanto MSC como Costa Cruceros o TUI Cruises obligan a todos los pasajeros a presentar un PCR negativo realizado 72 horas antes del viaje y luego se hace otro de antígenos y se toma la temperatura antes de embarcar, proceso que se realiza de forma escalonada para evitar colas. En esta línea, para garantizar las distancias, algunas navieras han prohibido los buffets libres (se sirve en mesa) y en los teatros se dejan dos asientos libres.
Un vez a bordo, también se realizan test pasadas unas semanas y Costa hace pruebas aleatorias y diarias a sus trabajadores para garantizar la seguridad. En este punto, las tripulaciones tienen que hacerse tres pruebas y pasar una cuarentena antes de trabajar. Todos los buques tienen laboratorios a bordo para analizar PCR, cientos de camarotes para aislamiento y han reforzado los hospitales incluyendo UCIs y respiradores.
En cuanto a las excursiones, MSC ha fijado un protocolo muy estricto por el cual si alguien se separa del itinerario marcado o se mezcla con gente de fuera del crucero no puede volver a embarcar. Las pulseras o colgantes de seguimiento también son obligatorios. Si alguien da positivo y/o precisa de atención sanitaria, las navieras han establecido un procedimiento para desembarca al enfermo e ingresarle en un hospital privado o dejarle en un hotel. Todo a costa de la empresa.
“El resultado que hemos tenido gracias a este protocolo es tan bueno que ha provocado que los clientes amplíen su experiencia y nos permita llevar un segundo barco al Mediterráneo. Esperamos que también nos permita abrir las puertas España a los cruceros“, explica Álvaro Pacheco, director general de MSC Cruceros en España.
“Ya se está demostrando que los cruceros pueden funcionar con seguridad incluso en ausencia de esta vacunación masiva, que va a ser un complemento revolucionario para luchar contra la pandemia pero que todavía va a tardar un poco“, asegura Alfredo Serrano, director de CLIA, que alerta del riesgo de perder una industria que generó 6.000 millones de euros en facturación en 2019 en España y 50.031 puestos de trabajo (directo, indirecto e inducido). Fuente: El Economista