El subsecretario de Obras Hidráulicas de la Nación, Gustavo Villa Uría, en una entrevista a medios de prensa dijo que “Para los meses de septiembre, octubre y noviembre esperamos los valores mínimos. Se está proyectando un nivel que está un metro por debajo del cero, incluso más, en el Puerto de Santa Fe, con niveles similares a la histórica bajante de 1944, la más importante registrada“.
Muchos buques de carga están zarpando del mayor polo agroexportador argentino con menos carga que la usual por el bajo nivel del río Paraná, su principal vía fluvial, que por motivos ambientales sufrió restricciones en el dragado y registra una bajante de su nivel histórica. Argentina es un exportador mundial líder de alimentos, que se embarcan mayormente en la zona de Rosario a través del río Paraná, que desemboca de forma indirecta en el Atlántico Sur.
Recientemente, una sequía histórica en Brasil, donde nace el Paraná, llevó la altura del río casi a su mínimo histórico, en momentos en que el Gobierno argentino ordenó a la empresa encargada del dragado no hacerlo por debajo de lo acordado tras una presentación de asociaciones ambientalistas.
La bajante en la cuenca del Paraná llevó al río a su nivel más bajo desde hace más de medio siglo en la ciudad de Santa Fe: apenas 14 centímetros (0,14 metros) en el hidrómetro del puerto. Un móvil de Aire de Santa Fe acompañó a los agentes de Prefectura Naval Argentina para registrar el momento de la medición en el hidrómetro del Puerto de Santa Fe, este jueves a la mañana. El nivel actual está por debajo del piso que tocó en 1970 (0,2 metros) y hay que remontarse a los – 0,14 metros de 1969 para encontrar una altura más baja en los últimos 52 años.
La sola bajante del río, con el dragado en las actuales condiciones, supone pérdidas por U$ S 315 millones de dólares según calcularon Javier Treboux, Tomás Rodríguez Zurro, Julio Calzada y Pablo Ybañez. El cálculo es para el semestre que va del 31 de marzo al 1 de agosto de este año y se suma a las pérdidas del orden de los U$ S 220 millones el año pasado ante la bajante similar del Paraná.
Según ese informe, el costo del falso flete por buques que no pueden completar su capacidad de carga alcanza U$ S 184,2 millones; el mayor costo originario de mercaderías para buques que completan en Bahía Blanca y Quequén, 41,8 millones de la divisa.
A eso se agregan la menor carga en trenes de barcazas desde Paraguay, Brasil y Bolivia, a un costo de U$ S 50,1 millones; los sobrecostos de seguros en cargas de harinas y aceite, 19,7 de esa moneda y la ralentización de embarques, saturación de almacenaje y demoras en molienda, 19,3 millones de dólares más.