Agotada su vida útil y en estado de deterioro, el destructor Santísima Trinidad estaba destinado a desguace y venta como chatarra en subasta pública.
Sin embargo, el abogado Jorge Oliver propuso que sea preservado como una pieza de colección por su carácter histórico: el buque participó del desembarco de 1982 en las Islas Malvinas.
Finalmente, de acuerdo a la disposición de un juez de Bahía Blanca, se dio lugar a la propuesta y la subasta se encuentra suspendida. El Santísima Trinidad está actualmente amarrado en la base naval de Puerto Belgrano.
El año pasado, el Poder Ejecutivo emitió el decreto 1017/20, que convocó a concurso de precios para la adquisición de material de rezago de la Armada, que incluía al ARA Santísima Trinidad.
Los demandantes propusieron que, en lugar de venderlo como chatarra, el buque sea entregado a una Fundación que se hará cargo de su preservación y mantenimiento. “La Fundación 20 de Noviembre se encuentra en condiciones óptimas para afrontar esas tareas”, sostiene el escrito de inicio de la acción judicial.
El Estado respondió: “De serle entregado el buque a la fundación, el mismo dejaría de ser un buque de guerra y pasaría a la órbita de la Prefectura Naval, debiendo cumplir con ciertos requisitos”. Fuente: El Diario de Hoy