La estación fluvial está llamada a convertirse en el gran concentrador de cargas del Mercosur. Su proyección también la posiciona como un polo de la industria naval.

Por JORGE LEANDRO SITTONI (*)

El puerto de Ibicuy debería convertirse en una gran zona franca comercial e industrial, que sea utilizada como puerto de transferencias de cargas al exterior de todas las producciones de grano que bajan por las hidrovías del Paraguay-Paraná y del Uruguay.

Esto pondría a nuestra provincia en una situación privilegiada con respecto a todo el conjunto de países que integran el Mercado Común del Sur , dándole ventajas comparativas más que apetecibles para cualquier inversor internacional.

Por esta posición de privilegio, el gobierno nacional y provincial, hasta se podrían dar el lujo de formar una sociedad mixta, entre Estado y privados, quedándose con la mayoría accionaria para privilegiar el patrimonio público y el control de un negocio de gran magnitud porque cuando el negocio es muy bueno y no tiene otras opciones, se puede negociar poniendo las condiciones.

Cuando hablamos de una zona franca industrial, nos referimos a que no solo sea un depósito fiscal de mercaderías en tránsito, si no que se dé valor agregado a la producción primaria, otorgando mayores beneficios a todos los actores que participan en la operación, trabajadores, empresarios y estado, lo que permitirá crear riqueza genuina para nuestra provincia.

La necesidad de ocupar mano de obra calificada y bien remunerada se encontraría de esa manera con una gran oportunidad.

Además, se beneficiaría a la zona de influencia que abarca la región de Entre Rios , permitiría un efecto contagio en cada una de las ciudades que la integran, porque la economía se transformaría en una economía de escala significativa, permitiendo inversiones en varios sectores que serán aleatorios a toda esta operación.

El sector de servicios, hotelería, talleres, gastronomía, equipamientos, mano de obra calificada, salud, etc., serán algunos de los que se beneficiarán directa e indirectamente, de esta manera, vemos que el círculo virtuoso de la economía se pondría en movimiento para todos los entrerrianos.

Ibicuy funcionaria como un puerto internacional de ingreso y egreso de buques y mercaderías, permitiendo darle a la región una posición de privilegio global, eso es lo que deben tener en cuenta nuestros funcionarios, tener visión estratégica y económica, para beneficio de sus pueblos.

Al ser industrial, la zona franca también cuenta con la posibilidad de convertirse en un polo de desarrollo de la industria naval, fabricar motores, instalar astilleros, construir remolcadores, barcazas y también talleres de reparación naval.

Esto así enunciado, parecería no decir demasiado, pero si entramos en un análisis más fino y profundo, podría significar la creación de más de 5.000 puestos de trabajo, con salarios bien remunerados, una nueva industria, la industria naval, que haría ingresar miles de millones de dólares a las arcas del Estado nacional en concepto de exportaciones y servicios.

La apuesta es grande, pero los beneficios que nos traerá a todos los argentinos y entrerrianos bien justifican la empresa.

En la actualidad, la flota de Paraguay de remolcadores de empuje cuenta con un número cercano a los 200 remolcadores de bandera, eso quiere decir que Argentina tiene la posibilidad de hacer lo mismo, porque de eso se trata el Mercado Común del Sur, de integrarse, articulando políticas comunes, para beneficio de todos.

Como la ventaja principal que tienen nuestras vías navegables es que se encuentran en el corazón de la producción de granos y de otras materias primas, la posibilidad de sumar transporte a la operación está asegurada, porque la frontera de siembra se seguirá expandiendo.

Asimismo, y por los rindes actuales, los embarques de Bolivia y Paraguay serán cada vez mayores, porque las producciones en nuestros países hermanos ya están incorporando tecnología de punta en la producción agrícola.

Ibicuy es la “Gran Perla Entrerriana”, está ahora en manos de quienes deciden, si la convierten en una joya o la dejan en bruto y sin brillo.

Los gigantes asiáticos, China e India, serán los principales demandantes de nuestras producciones, y la única forma de transporte será la fluvial, por eso, este proyecto es necesario que se materialice, nos posiciona de una manera muy privilegiada para los escenarios futuros que se avecinan.

¡Tengamos capacidad de anticipación y preparemos el camino para consolidar un futuro de prosperidad para todos!

(*) Empresario privado, dirigente político y ex candidato a intendente de Concepción del Uruguay por el Partido Justicialista. 

Fuente: Transport & Cargo, El Cronista