El gobierno de los Estados Unidos ha urgido tanto al sindicato de trabajadores portuarios como a los empleadores a negociar rápidamente un nuevo contrato antes de que se inicie una posible huelga en los puertos de las costas este y del golfo del país.

Las conversaciones entre la Asociación Internacional de Estibadores (ILA), que representa a 45,000 trabajadores, y la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX), el grupo que agrupa a los empleadores, se han estancado en cuestiones salariales y automatización de operaciones.

Funcionarios de la industria y del gobierno, incluidos el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, y la secretaria de Trabajo en funciones, Julie Su, han intensificado los llamados para que ambas partes retomen las negociaciones antes de la fecha límite del 30 de septiembre.

La administración Biden también ha convocado a la USMX a la Casa Blanca en un esfuerzo por romper el impasse y evitar un cierre que podría paralizar los puertos desde Maine hasta Texas, responsables de más de la mitad del comercio marítimo estadounidense.

Los efectos económicos de una huelga podrían ser severos, con un impacto estimado de USD 5,000 millones diarios, según un análisis de JPMorgan. Algunos sectores, como la energía y ciertos productos a granel, no se verán afectados, pero el comercio de contenedores, automóviles y otros bienes esenciales podría quedar en pausa, generando importantes problemas de suministro para minoristas y fabricantes, especialmente en vísperas del crucial cuarto trimestre.

Steve Burns, portavoz de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, expresó: “Estamos coordinando con socios de toda la cadena de suministro para prepararnos ante cualquier impacto potencial. Instamos a ambas partes a encontrar un punto de acuerdo y mantener el flujo de carga por el bien de la economía nacional”.

La Alianza Marítima de Estados Unidos ha solicitado la intervención de la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) para obligar al sindicato a reanudar las negociaciones, tras la suspensión de las mismas en junio. Sin embargo, no se espera que la NLRB se pronuncie antes de la fecha límite, lo que hace que una huelga parezca inminente.

Por su parte, la ILA demanda mayores salarios y garantías contra la automatización, argumentando que los trabajadores merecen una mayor participación en las ganancias generadas por las líneas navieras en los últimos años.

Una huelga, incluso de corta duración, tendría un alto costo económico y logístico. Según Oxford Economics, podría costar entre USD 4,500 y USD 7,500 millones por semana, afectando gravemente la economía estadounidense. Además, cada semana de interrupción de la carga podría retrasar las operaciones portuarias durante al menos un mes, debido a la alta capacidad de los puertos en el país.

Los analistas advierten que el impacto será enorme para los importadores y otros sectores que dependen de un flujo continuo de productos, mientras que los trabajadores portuarios advierten que, si no se logran aumentos salariales significativos, abandonarán sus puestos de trabajo en 36 puertos, en lo que sería la primera huelga de este tipo desde 1977.

Reuters/ LR/APNews/TLW/