Por Ariel Armero, Globalports//

Con la licitación de la Hidrovía Paraguay-Paraná en el horizonte, el Gobierno argentino ha comenzado a trazar las líneas de lo que será el futuro de una de las arterias comerciales más importantes del país. Iñaki Arreseygor, subsecretario de Puertos y Vías Navegables, confirmó que ya están en marcha los trabajos de redacción de los pliegos de licitación, pero lo que ha captado mayor atención es la posibilidad de un cambio en el sistema de peajes que podría redefinir la competitividad entre los puertos a lo largo del río.

Hoy, el sistema de peaje vigente opera bajo una tarifa plana: las navieras pagan lo mismo sin importar la distancia que recorran. Este esquema, diseñado en los años 90, surgió como una medida para estimular la actividad en los puertos más alejados del mar, como Santa Fe y Corrientes.

Sin embargo, lo que una vez fue un motor de desarrollo para las regiones del norte, hoy ha generado tensiones con los puertos más cercanos al océano, como Buenos Aires y Dock Sud, quienes alegan que este sistema ha distorsionado la competitividad.

Monrabal puso sobre la mesa una cuestión clave: “La mitad de la recaudación de la Vía Navegable Troncal proviene de los buques que transitan entre Buenos Aires y Dock Sud, pero el esquema tarifario actual castiga a los portacontenedores, lo que impacta directamente en las pequeñas y medianas empresas”.

Es una discusión inevitable, pero también es una oportunidad para repensar qué tipo de desarrollo queremos para nuestra Hidrovía”, reflexionó Carla Monrabal, presidenta del Consorcio de Gestión del Puerto de Dock Sud, durante el 34° Seminario Internacional de Puertos y Vías Navegables, organizado por Globalports.

Las pymes, motor de la economía argentina, suelen ser las primeras en sentir el peso de una estructura de costos que no les favorece. Para Monrabal, una revisión del esquema es urgente si se quiere asegurar un desarrollo portuario sostenible y equitativo.

El cambio que sugiere el Gobierno –y que podría concretarse para diciembre con la nueva concesión– introduce la posibilidad de que el peaje se calcule en función de la distancia recorrida. Esto, sin duda, beneficiaría a los puertos cercanos a la desembocadura del río, pero podría generar un remezón en la competitividad de los puertos más alejados, como los del Gran Rosario, señaló Mariano Galíndez, en su columna para Rosario 3. No es menor recordar que el puerto de San Lorenzo, a 633 km de la Recalada, es uno de los mayores exportadores de granos del país. Un ajuste en el sistema podría alterar profundamente la dinámica comercial de la región.

La Hidrovía ha sido mucho más que un canal de transporte: ha sido un modelo de crecimiento que ha conectado a Argentina con el mundo. Cambiar la estructura de peajes implica una reconfiguración que va más allá de las tarifas; se trata de definir qué regiones del país se beneficiarán más y cuáles tendrán que adaptarse a una nueva realidad.

El Centro de Navegación, mientras tanto, ha sugerido una propuesta intermedia que busca equilibrar los intereses. En el 34 Seminario Internacional de Puertos de Globalports, Alfonso Jozami, Gerente General del Centro de Navegación, planteó segmentar el peaje según el tipo de buque, argumentando que el sistema actual crea distorsiones al no reflejar adecuadamente los costos reales de mantenimiento, dragado y balizamiento. Su propuesta también incluye un tope máximo para evitar que los cambios afecten desproporcionadamente a los buques graneleros, que sostienen gran parte del tráfico de la Hidrovía.

El costo tarifario en los buques que deben realizar trayectos más extensos (graneleros y buques tanques) – afirmó Jozami se compensa ampliamente con la profundización, optimizando el uso de bodega.”

Más allá de los tecnicismos, la pregunta de fondo parece ser: ¿cómo distribuimos de manera equitativa los costos de una infraestructura que beneficia a todo el país? En un contexto donde los puertos del norte y sur del país están en constante competencia, el rediseño del sistema de peajes tiene el potencial de reescribir las reglas del juego. Y lo que está en juego no es solo la eficiencia operativa de los puertos, sino la sostenibilidad a largo plazo de un modo de salida de las exportaciones  que ha permitido a Argentina ser un actor clave en el comercio global.

Con las consultas en marcha y la fecha límite acercándose, las próximas semanas serán cruciales. La Hidrovía está frente a un cruce de caminos: uno que no solo afectará a las navieras, los puertos y las exportaciones, sino también al futuro económico del país. La pregunta es si se logrará encontrar un balance que beneficie a todos los sectores, o al menos uno que deje descontentos a todos por igual.