Por Ariel Armero, Globalports

En medio de cambios recientes en la administración del astillero estatal TANDANOR, la Armada Argentina está considerando opciones en el sector privado para completar la construcción de una serie de 12 remolcadores, que hoy enfrenta importantes retrasos.

El proyecto de construcción de 12 remolcadores inició en el 2021 y busca dotar a la Armada de autonomía en maniobras de remolque en puerto, permitiéndole operar sin depender de terceros.

Actualmente, de las doce embarcaciones previstas, solo dos presentan algún avance: el primero se encuentra en un 85% de construcción, mientras que el segundo está en etapas iniciales. Sin embargo, la producción de las restantes diez unidades está paralizada, principalmente por falta de fondos. Ante esta situación, la Armada ha considerado solicitar cotizaciones a astilleros privados para completar nueve de los remolcadores, un contrato que podría alcanzar los 50 millones de dólares, según informó Zona Militar.

La industria naval argentina venía solicitando, desde el anuncio de la construcción de los remolcadores en 2021, una efectiva participación de otros astilleros argentinos, ademas de Tandanor, en la provisión de esos 12 remolcadores para la Armada.

En particular, y durante el reciente Día de la Industria Naval, celebrado el 12 de septiembre, representantes de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), la Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN), y el Sindicato Argentino de Obreros Navales (SAON) subrayaron la importancia de una colaboración efectiva entre astilleros públicos y privados.

Sandra Cipolla, presidenta de ABIN, destacó la necesidad de un “Estado armador” comprometido y abogó por una mayor articulación con instituciones como la Armada y Prefectura: “Agradecemos enormemente el compromiso en la articulación de cara al desarrollo de la industria,” afirmó. Además, enfatizó la importancia de licitaciones públicas transparentes para fomentar el crecimiento del sector privado: “Las licitaciones públicas nos permiten, como privados, desarrollarnos y contratar a ingenieros e ingenieras navales que puedan diseñar, crear y construir barcos”.

Por su parte, Marcos de Monte, presidente de FINA, también intervino en la celebración, calificando de “imperativo” el establecimiento de reglas de juego equitativas que brinden previsibilidad a la industria naval. “No es la competencia lo que preocupa al sector, sino que las reglas de juego se den en un marco de equidad”, señaló de Monte.

La construcción de los remolcadores es un proyecto estratégico para la Armada Argentina. Las unidades, que incluyen siete de la serie 40 TBP y cinco de la serie 10 TBP, están diseñadas para soportar maniobras pesadas, con una capacidad de tiro de 40 y 10 toneladas, respectivamente.

Estas embarcaciones representan una inversión en tecnología y seguridad, con características como propulsión dual, hélices de paso fijo, y una estructura de acero naval resistente, diseñada para operar en las condiciones exigentes de los puertos nacionales.

En el mismo evento, Juan Speroni, Secretario General de SAON, renovó su llamado a un plan de impulso que consolide a la industria naval como un pilar estratégico para el desarrollo de la Nación. Tanto la construcción de los remolcadores como una cooperación sólida entre el Estado y el sector privado son vistas como esenciales para posicionar a Argentina en un mercado competitivo y en crecimiento.

La Armada Argentina enfrenta ahora una decisión crítica: continuar el proyecto en TANDANOR o trasladarlo a astilleros privados. La resolución de este tema será clave no solo para la autonomía de maniobra de la Armada, sino también para el futuro de la industria naval nacional, que espera con urgencia políticas de Estado claras que impulsen el avance de proyectos de gran envergadura.