El comercio marítimo mundial está enfrentando un aumento significativo de los fletes y una escasez de contenedores que amenaza con convertirse en una presión adicional sobre los costos logísticos.
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En 2024, los fletes marítimos han experimentado un incremento del 150%, impulsado por ataques en el Mar Rojo, lo que ha generado preocupación entre los exportadores.
La Organización Mundial de Comercio (OMC) al inicio de año difundió sus proyecciones para el comercio exterior en 2024, anticipando un crecimiento del 2,6%. Sin embargo, la OMC alertó sobre el impacto negativo de los conflictos geopolíticos, especialmente en Medio Oriente y el canal de Suez, por donde transita el 12% del comercio mundial.
El 2 de enero, un buque de la naviera danesa Maersk fue impactado por un misil, generando alarma en el comercio mundial. La empresa anunció desvíos de sus rutas por el Cabo de Buena Esperanza debido a los altos riesgos en el Mar Rojo y el Golfo de Adén. Hapag-Lloyd y CMA CGM tomaron medidas similares, aumentando tarifas y evitando el Mar Rojo.
El 18 de mayo, un barco petrolero panameño fue impactado por un misil hutí frente a las costas de Yemen, causando daños significativos. Los hutíes han reivindicado múltiples ataques en el Mar Rojo y el océano Índico, lo que ha afectado significativamente los precios de los fletes. El WCI (Índice Mundial de Contenedores) mostró un aumento del 56% en mayo, alcanzando US$ 4.226 por contenedor de 40 pies.
Un estudio de MTM Logix revela que el precio del flete en la ruta comercial Asia-Brasil se ha más que duplicado en lo que va del año. En enero, los precios oscilaban entre US$ 2.966 y US$ 5.440, y en abril llegaron a US$ 6.773. Para mayo, los precios ya alcanzaban un mínimo de US$ 8.000 por contenedor, similar a niveles registrados durante la pandemia.
Según MTM Logix, la situación actual es resultado de una combinación de factores, incluyendo los ataques de los rebeldes hutíes en el Mar Rojo, el crecimiento de la economía estadounidense y el nearshoring en México. Estos factores han ejercido presión sobre las empresas latinoamericanas, incrementando los costos logísticos.
Mario Veraldo, CEO de MTM Logix, destacó la escasez de contenedores en el mercado, especialmente en China. La situación actual recuerda a la observada durante la pandemia, con un incremento previsto de fletes entre un 20% y un 25% en 2024. La demanda de nuevos stocks en Estados Unidos y el crecimiento de la economía mexicana debido al nearshoring están presionando aún más las rutas globales.
El Índice Mundial de Contenedores (WCI) de Drewry mostró que el precio de un contenedor de 40 pies ha subido a US$ 4.226 desde US$ 1.661 en diciembre del año pasado, marcando una variación del 154%. Este aumento refleja la estabilidad de los precios en 2023 hasta los ataques de Hamás a Israel en noviembre y la ofensiva hutí en el Mar Rojo.
Julieta Zelicovich, investigadora de política productiva de Fundar y CONICET-UNR, comentó que Medio Oriente no es un socio comercial muy relevante para Argentina, exceptuando a Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Las exportaciones a Israel cayeron un 24% en marzo, representando solo el 0,5% del total exportado por Argentina.
Las empresas exportadoras uruguayas, preocupadas por el aumento de costos logísticos, han subrayado la necesidad de reducir estos costos y mejorar la conectividad. Facundo Márquez, presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), destacó la importancia de vigilar de cerca la situación de los fletes internacionales.
En este contexto, las rutas de China a Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica enfrentan mayores desafíos que las europeas.
Según MTM Logix, los precios de fletes seguirán siendo volátiles, al menos hasta finales de agosto, afectando a sectores como el agroalimentario y las proteínas animales. Empresas de transporte por carretera podrían beneficiarse de la situación.
La volatilidad en los precios de los fletes y la escasez de contenedores representan un reto significativo para las empresas de América Latina, afectando tanto a productos de alto valor añadido como a sectores clave como el agroalimentario y el de proteínas animales. Las cadenas de suministro deben adaptarse rápidamente para mitigar estos impactos en un entorno cada vez más incierto.
BL/ EFE/ EO /CC