Se trata de una iniciativa que ha logrado producir diferentes prototipos de aplicaciones móviles que evalúan la transmisión del COVID-19. La propuesta, que busca disminuir el impacto de la pandemia de COVID-19, recibió el apoyo de la Agencia I+D+i en el marco de la Unidad Coronavirus que integra junto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y el CONICET.
Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba y de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires estuvo a cargo de diseñar herramientas para monitorear la propagación del coronavirus a través del uso de celulares.
Una de estas herramientas emplea una estrategia denominada “análisis de contactos”. El “análisis de contactos” se basa en medir, desde una aplicación instalada en el celular, la cantidad de contactos cercanos que tienen los usuarios y usuarias por día y los contactos que tuvieron sus contactos para recomendar eventualmente disminuir su interacción social aún cuando no se dispone de información sobre casos positivos de coronavirus en su entorno social.
La aplicación registra la cercanía y duración de los contactos principalmente mediante los valores obtenidos de la señal Bluetooth Low Energy (BLE) disponible en los celulares. A partir del acceso de forma anónima a los casos positivos, se evalúa la presencia del coronavirus en el entorno social del usuario del celular y puede realizar recomendaciones que van desde prevenir el contagio y avisar si hay un alto riesgo de haber sido contagiado. Esta característica es la principal diferencia que existe entre la herramienta desarrollada y otras disponibles en el mundo que se centran en la detección del contagio.
Desde el grupo de investigación destacaron que la prevención de contactos puede ser más efectiva que el rastreo de contactos estrechos. Las capacidades desarrolladas en este proyecto podrán aplicarse en futuras olas de contagios de SARS-CoV-2 como así también con otras epidemias o pandemias.
Para realizar el diseño de esta herramienta, los investigadores hicieron un modelado de la propagación del virus en base a factores como el tiempo de incubación, la heterogeneidad de transmisibilidad entre individuos, la propagación intra-hogar y social, el contagio de asintomáticos, la mortalidad por edad, entre otros, para conocer el comportamiento de la pandemia. Este desarrollo estuvo a cargo de Jorge Finochietto y un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba. Actualmente se encuentra en fase de prototipo.
Otra de las herramientas surgidas en este proyecto emplea una estrategia diferente basada en el análisis de la movilidad de las personas. El trabajo fue liderado por Luis Berdun y un equipo de investigación de la UNICEN. Con una aplicación de celular se mide la movilidad de las personas en una locación determinada. El objetivo es monitorear en tiempo real los casos aislados como así también recordar de forma precisa los lugares en donde había estado la persona a fin de poder establecer los contactos estrechos ante un diagnóstico positivo. Además, a partir de aquellos usuarios y usuarias que además comparten de forma voluntaria su movilidad es posible establecer los índices de movilidad generales de una comunidad.
Mediante un acuerdo con el municipio de Ayacucho, este instrumento pudo ser probado como prototipo en un entorno real. Se espera poder avanzar en la incorporación de nuevas localidades. Para esto se desarrolló una plataforma de servicios integrales que le brinda ayuda adicional informando comercios cercanos a su posición, farmacias de turno, noticias oficiales y la posibilidad de realizar un autodiagnósticos, denuncias y reserva de turnos para eventos con cupos limitados.
Las herramientas desarrolladas en el marco del proyecto demostraron el uso de la tecnología celular para mejorar el monitoreo de la propagación del coronavirus a partir de ofrecer información al usuario de la herramienta que le permita tomar mejores decisiones para su cuidado y reducir así el contagio.