A principios de este mes, el Canal de Panamá participó en las reuniones virtuales llevadas a cabo por la Organización Marítima Internacional (OMI). Aunque se centraron específicamente en las medidas a corto plazo para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los buques, las discusiones volvieron a enfocarse en la descarbonización del transporte marítimo. Este hito, junto con los recientes anuncios de la industria, no solo marca un punto de inflexión en las ambiciones para la reducción de emisiones del sector, sino que también ratifica el enfoque holístico del Canal de Panamá hacia la sostenibilidad y cómo puede resultar en un plan eficaz para maximizar la reducción de carbono en las cadenas de suministro.
Las primeras ambiciones para concretarlo
Con el 90% del comercio mundial realizándose a través del mar, el transporte marítimo es responsable por el 2-3% de las emisiones de GEI, según la OMI. Para disminuir el impacto ambiental, la OMI lanzó una estrategia en 2018 que propone asegurar un futuro con bajas emisiones de carbono para el transporte marítimo mundial. La estrategia, que se revisará en 2023, busca reducir las emisiones de GEI por trabajo de transporte de los niveles de 2008 en al menos un 40% para 2030, y por al menos un 50% de las emisiones anuales de GEI para 2050, en comparación con 2008.
La industria y el Canal de Panamá avanzaron en este aspecto, sobre todo la adopción de la regulación IMO 2020, que exige que el contenido de azufre en el combustible de las embarcaciones disminuya de 3.5% a 0.5%. La regulación entró en vigencia el 1 de enero de 2020 después de años de preparación y coordinación y fue “implementado con éxito sin interrupciones significativas” según el secretario general de la OMI, Kitack Lim, lo que indica la capacidad de la industria para adaptarse rápidamente en términos de sostenibilidad.
Sin embargo, la conversación pronto cambió y se enfocó en la pandemia del COVID-19 y las medidas tomadas en este contexto, lo que causó una fuerte disminución en el comercio marítimo mundial. En el primer trimestre de 2020, el comercio de mercancías se redujo un 3% interanual, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), y los pedidos de nuevos buques cayeron un 53%, al igual que muchas otras inversiones, lo cual hizo que los esfuerzos dirigidos a reducir las emisiones de los tránsitos se retrasen.
Punto de inflexión
Sin embargo, algunos desarrollos recientes sugieren un compromiso para una mayor sostenibilidad en el largo plazo en el transporte marítimo y reafirman el enfoque holístico del Canal de Panamá. Por un lado, como parte del paquete de recuperación recientemente aprobado, la Unión Europea votó para incluir el transporte en el sistema de comercio de emisiones de la UE a principios de este mes (ETS por sus siglas en inglés), y solicitó la creación de un nuevo fondo para respaldar los esfuerzos de descarbonización en el sector del transporte marítimo.
Por otro lado, hemos visto cómo los propietarios y los agentes de carga comienzan a asumir un rol más importante en la transición hacia la reducción de carbono a medida que aumenta la presión de los consumidores por un/el abastecimiento sostenible. Con las emisiones de la cadena de suministro cinco veces más altas que las operaciones directas de una empresa, las grandes corporaciones buscan oportunidades para reducir las emisiones y seleccionan cada vez mejor a los proveedores en función de su desempeño ambiental.
Esto ha llevado a un gran número de compañías líderes, desde empresas de consumo hasta navieras, a anunciar nuevos objetivos y avances en las últimas semanas. Por ejemplo, el contenedor oceánico más grande del mundo registró una disminución en las emisiones de CO2 por contenedor por kilómetro en un 5.6% y 2.5% para los índices Dry y Reefer, respectivamente, en 2019. Schleich GmbH, uno de los mayores fabricantes de juguetes en Alemania, anuncióel mes pasado que neutralizará toda su huella de CO2 en el transporte marítimo con la ayuda de Kuehne+Nagel. Unilevery Apple también se comprometieron a que todos los productos y operaciones sean neutrales en carbono para 2030, luego de Microsoft, que a principios de este año anunció que no solo será carbono negativo para 2030, sino que para 2050 también “eliminará del medio ambiente todo el carbono que la compañía ha emitido directamente o por consumo eléctrico desde su fundación en 1975″.
Estos compromisos ayudan a subrayar que la descarbonización es un buen negocio, marcando un emocionante punto de inflexión para la ampliación de la sostenibilidad en el transporte. Ofrecer operaciones con bajas emisiones de carbono y, en última instancia, con cero emisiones, ya no es un diferencial, sino un componente crítico que debe seguir teniéndose en cuenta en toda la cadena de valor de una compañía, y ahí es donde entrará en juego el Canal de Panamá.
Optimización de las rutas marítimas para reducir los GEI
En una reunión anterior de la OMI, Panamá le presentó un documento titulado: “La optimización de rutas marítimas como medidas a corto plazo en la reducción de emisiones”. Allí señala los diversos factores que afectan las emisiones de los buques, que van desde el peso de su carga hasta la velocidad, y subrayó que cada uno debe ser considerado y optimizado para reducir las emisiones de manera significativa, un paso necesariao para cumplir el objetivo de la OMI de reducir las emisiones de CO2 por transporte en al menos un 40% para 2030 y de al menos un 50% de las emisiones anuales de GEI para 2050, en comparación con 2008 en tránsitos internacionales.
De acuerdo con el Canal de Panamá, esta propuesta llamó la atención sobre la optimización de rutas como una herramienta crítica que, si se usa en toda la industria, podría ofrecer una reducción tangible y exponencial de CO2 y otras emisiones de GEI de los buques, además de los costos, combustibles, entre otros. Según la OMI, una ruta óptima puede generar hasta un 10% del potencial de reducción de GEI, según la reducción de tiempo y las distancias de navegación.
Desde su apertura hace más de un siglo, el Canal se ha convertido en un defensor clave de la optimización de las rutas, ya que ha contribuido directamente a la reducción de 800 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (CO2). Esto se debe, en parte, a que el Canal de Panamá permite a los buques que viajan desde Asia hacia a la costa oeste de los EE.UU. ahorrar entre un 12% y un 18% de emisiones en comparación con el Canal de Suez o la ruta del Cabo de Buena Esperanza, respectivamente, al acortar la distancia y ahorrar tiempo, combustible y otros costos adicionales.
La Canal de Panamá y su Ruta Verde
La vía interoceánica representa más que un atajo. En los últimos años, hemos ido más allá de las propuestas a través de la estrategia de la Ruta Verde del Canal de Panamá, que tiene como objetivo maximizar nuestra eficiencia operacional y ambiental. Esto nos permite, como describimos en nuestro documento técnico para la OMI, contribuir directamente a las iniciativas positivas de los clientes y las medidas técnicas para ayudar a reducir sus emisiones de CO2 y GEI.
Por ejemplo, en 2014, y de acuerdo con las recomendaciones de la OMI, el Canal de Panamá comenzó a promover la implementación de los esquemas de separación de tránsito (TSS por sus siglas en inglés) y los programas de reducción de la velocidad de los buques. Desde el 1 de agosto hasta el 30 de noviembre de cada año, el Canal de Panamá promueve la protección de cetáceos, delfines y otros grandes animales acuáticos a medida que comienzan su migración estacional, cuando podrían cruzar caminos con embarcaciones con destino a la vía interoceánica. Asimismo, se descubrió que las embarcaciones redujeron sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y de gases contaminantes por un promedio de 75% durante las medidas estacionales del TTS, dependiendo del tipo, tamaño y combustible del buque. Esto equivale a más de 15,000 toneladas de dióxido de carbono (CO2).
Dos años después, la ampliación del Canal de Panamá en 2016 aumentó significativamente los ahorros de emisiones de la ruta para los buques al permitirles transportar cantidades aún mayores de carga en menos viajes, ahorrando tiempo y combustible. En su primer año, el Canal ampliado ahorró aproximadamente 17 millones de toneladas de CO2 para los buques, una cifra que se espera que aumente a 160 millones de toneladas para el final de su primera década.
La vía interoceánica también ha implementado tecnología para optimizar su ruta, lo que demuestra el rol que asume en la digitalización y optimización de las escalas portuarias, para mejorar la eficiencia operativa y ambiental en la industria. En 2017, el Canal de Panamá se asoció con la Autoridad Marítima de Panamá y otros organismos panameños para lanzar la Ventanilla Única Marítima de Panamá (VUMPA), simplificando el papeleo logístico para los clientes internacionales que pasan por el país, una hazaña notable que requirió una amplia coordinación entre agencias y se concreta con un ahorro de más de 300,000 formularios en papel y 3,200 horas anuales. Ese mismo año, el programa Green Connection del Canal también presentó su Calculadora de Emisiones, una herramienta que permite a los transportistas medir sus emisiones de GEI por ruta, incluidas las emisiones totales ahorradas al elegir el Canal de Panamá sobre otras rutas. Tanto el VUMPA como la Calculadora de Emisiones se actualizaron en 2019 para incluir una tecnología mejorada de seguimiento de emisiones.
Al seguir estos pasos, el Canal de Panamá ha desarrollado un plan integral para la reducción de las emisiones de CO2, que continuaremos promoviendo y desarrollando en los próximos meses y años junto con clientes y colegas de la industria. Aunque la pandemia del COVID-19 sigue siendo un desafío apremiante, la recuperación posterior nos da la oportunidad de reconstruir mejor. Es fundamental que aprovechemos este momento para unirnos, elevar nuestras ambiciones y dirigir el planeta hacia un futuro más sostenible e inclusivo. Fuente: Alexis Rodríguez, especialista en protección ambiental del Canal de Panamá