Estuvo a punto de convertirse en una autopista y, a diferencia de lo que sucedió en la Ciudad de Buenos Aires que entubó todos sus arroyos, hoy es navegado por embarcaciones de turismo y paseo.

JUAN MARCELO GAVALDÁ (*) – París

Quien visite París y camine por la Plaza de La Bastilla, podrá observar que bajo la estación del Metro aparece un curso de agua conectado al Río Sena. Se trata del Canal Saint Martin, una verdadera obra de arte.

Cuenta la historia que Napoleón Bonaparte preguntó al Prefecto Chaptal que podía hacer para congraciarse con los parisinos y este le contestó “deles agua”. El consejo fue escuchado y mediante decreto del 19 de mayo de 1802 se ordenó la apertura del Canal de París, que fue inaugurado en 1825 tras 23 años de excavaciones. Fue muy utilizado hasta mitad del Siglo XX para la provisión de agua y para el transporte de mercancías.

Comienza en uno de los extremos de la Bassin de la Vilette donde se encuentra emplazada la esclusa Nro. 1 y a lo largo de sus 4,5 kilómetros se navega mediante un sistema de nueve esclusas para superar un desnivel total de 25 metros.

Durante el trayecto navegable a cielo abierto se observan puentes peatonales metálicos y puentes vehiculares giratorios, cartelería con indicaciones para los capitanes fluviales y semáforos que indican cuándo se puede ingresar en las esclusas.

Una vez realizada la maniobra de adentrarse en las estrechas esclusas, se cierran las compuertas y se vacía el agua provocando el descenso de las embarcaciones, luego se abren las compuertas y se continúa navegando. De esta manera es posible conectar las embarcaciones que navegan aguas arriba del Sena con las que lo hacen aguas abajo.

Las comunicaciones por VHF se realizan a través del canal 20 y en todo el trayecto del canal hay advertencias sobre la prohibición del baño dado que el vaciado de esclusas produce una succión muy fuerte y que en el fondo del canal puede haber objetos (bicicletas, cochecitos de bebés, escombros) que resultan peligrosos en caso de una zambullida.

En medio del recorrido, el canal corre entubado durante dos kilómetros hasta la Plaza de La Bastilla, donde sale a cielo abierto y se ensancha para formar la Bassin de Arsenal, parte integrante del Canal Saint Martin donde se encuentran amarrados cientos de cruceros y de embarcaciones recreativas en general. 

La última de las esclusas, la Nro. 9, es la de Arsenal y se encuentra ubicada a escasos metros del Río Sena. En ese mismo sitio todavía se observa la vivienda destinada al esclusero y su familia. Allí está la boca del canal, sobre el Río Sena y cuenta con semáforos que indican a las embarcaciones provenientes del Sena si ya pueden ingresar al canal Saint Martin.

Durante un tiempo se pensó en desactivarlo para convertirlo en una autopista, pero, afortunadamente, esa iniciativa no prosperó y hoy los parisinos cuentan con un hermoso espectáculo: En medio de la ciudad puede contemplarse un pintoresco curso de agua rodeado de árboles y surcado por embarcaciones de turismo y de paseo.

Se trata del mismo espectáculo que hoy podrían ofrecer las porteñas avenidas Juan B Justo y García del Río, de haberse concretado el proyecto de canalización de los arroyos Maldonado y Medrano, respectivamente.

*El autor agradece a Nicolás Gavaldá por la traducción del francés al castellano de la información original obtenida durante el relevamiento de las instalaciones del canal.

Fuente: Transport & Cargo