Los instrumentos burocráticos que aplican los organismos estatales para controlar las importaciones se terminan tornando irracionales, aleatorios y un verdadero dolor de cabeza para las grandes empresas y las Pymes.

Por Javier Carrizo (*)

Se denominan cadenas productivas, cadenas de valor y cadenas logísticas, porque están compuestas de múltiples eslabones interconectados que, inevitablemente, dependen uno del otro.

Hasta la cadena más fuerte no puede funcionar si uno de sus eslabones falla.

Esto lo pueden corroborar los muchos industriales argentinos que actualmente se enfrentan a las dificultades, por ya todos conocidas, para importar sus insumos productivos.

Llámense DJAI, SIMI o SIRA, los instrumentos burocráticos que aplican los organismos estatales para controlar las importaciones se terminan tornando irracionales, aleatorios y un verdadero dolor de cabeza tanto para las grandes empresas como para las Pymes.

En este punto, es fundamental comprender que el 80% del total de las importaciones que se realizan en Argentina están destinadas a la producción. Y ya sabemos, producción es igual a trabajo, crecimiento y desarrollo, o en nuestro caso puntual, al menos recuperación.

Desde luego, se entiende que existe una real escasez de dólares y que no es por capricho que las autoridades restringen las compras al exterior, pero dada la gran relevancia del tema, debería enfrentarse con gran profesionalismo, justicia y conciencia sobre sus impactos inmediatos.

Son muchas las empresas que se están enfrentando por primera vez a la posibilidad de parar sus líneas de producción ante la imposibilidad de contar con los insumos necesarios para seguir funcionando.

Por otro lado, sería inocente negar que esta situación genera un verdadero “caldo de cultivo” para la especulación y la ilegalidad, a la que muchos terminan recurriendo para poder subsistir.

Junto con las distorsiones de mercado que se generan ante la poca disponibilidad de un producto o insumo, donde la dinámica de la oferta y la demanda genera aumento de precios y, en consecuencia, inflación.

Todos estos factores finalmente trascienden la problemática empresaria y sin duda afectan a todos los sectores y a todo el conjunto de la sociedad.

FUERA DEL MAPA ECONÓMICO

Entendamos que, en este mundo competitivo y tecnológico actual, donde los países y las empresas están enfocados en sumar eficiencia y productividad para ser competitivos en los mercados internacionales, una planta parada por falta de insumos es directamente inadmisible e irracional.

Y si esta situación se multiplica y sigue expandiéndose a más y más empresas nos puede directamente bajar del mundo como país, o condenarnos a la eterna dependencia del agro y los demás commodities, que tan valiosos y necesarios son, pero incapaces de sostener y permitir, ellos solos, el camino hacia el desarrollo.

Posiblemente existe una miopía en relación a este tema y su alcance. Es tan relevante para todos, que se tendría que convertir en uno de los temas centrales en las discusiones políticas, ya que impacta en el empleo, en la inflación y en la capacidad de proyectarnos como profesionales y como personas.

Está claro que existen problemas que impiden liberar las importaciones como demanda la situación, aunque se debería encontrar una manera, mediante esfuerzo, trabajo y dedicación, para empatizar con el sector productivo y que esté pueda seguir produciendo.

Entendiendo, de una vez por todas, que estamos en el mismo bote y que está haciendo agua.

(*) Director de Movant Connection. CEO de Gea Logistics.

Fuente: Transport & Cargo