Por Violeta García, Globalports//

Las opiniones de Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara de Puertos Privados y Comerciales y de Gustavo Alonso, especialista en logística marítima y portuaria invitan a reflexionar sobre las prioridades en la gestión de la hidrovía Paraná-Paraguay. Ambos expertos coinciden en la necesidad de priorizar inversiones con un retorno medible y un impacto significativo en la competitividad y operatividad de la vía navegable.

En el marco de las nuevas condiciones del contrato de concesión de la Vía Navegable Troncal (VNT), presentado por la Secretaría de Transporte de la Nación y la Administración General de Puertos (AGP), surge la preocupación por evitar inversiones millonarias en tramos que no representan un beneficio tangible para la navegación comercial.

Luis Zubizarreta fue enfático al cuestionar la lógica de un costoso dragado en Santa Fe, señalando que “no tiene sentido gastar millones en una obra que beneficia a solo un barco al año“. Sus palabras resaltan la importancia de evaluar el impacto real de cada proyecto antes de comprometer fondos públicos en obras de infraestructura.

Luis Zubizarreta
Gustavo Alonso

Gustavo Alonso reforzó esta perspectiva, afirmando: “No encuentro un solo argumento válido para llevar el calado a 25 pies hasta Santa Fe”. Alonso señaló que la infraestructura existente no se justifica dada la preferencia de los buques por rutas más eficientes, que no impliquen un elevado costo operativo sin un retorno claro.

Ambos expertos coinciden en que un dragado costoso sin un impacto claro podría traducirse en una pérdida de recursos públicos, debilitando la competitividad de la hidrovía y, en consecuencia, del comercio fluvial. Sus críticas han suscitado un debate sobre cómo maximizar la eficiencia de las inversiones y si ciertos proyectos responden realmente a las necesidades estratégicas del sector.

La Hidrovía Paraná-Paraguay, eje clave del comercio exterior fluvial, enfrenta un proceso de revisión de sus futuras obras. Zubizarreta y Alonso abogan por una visión estratégica que priorice inversiones que aporten valor real a la infraestructura portuaria y fluvial, en lugar de destinar recursos a intervenciones con beneficios limitados.

El desafío para los próximos años será encontrar un equilibrio entre las inversiones necesarias y la maximización de los recursos disponibles, asegurando que cada intervención en la hidrovía contribuya a optimizar los costos logísticos y a mejorar la competitividad de la región.