Por Carla Monrabal
Presidenta del Consorcio de Gestión Puerto Dock Sud y en el Consejo Portuario Argentino
Aún hoy, en pleno desarrollo del siglo XXI y cuando el mundo demanda una mayor igualdad e inclusión, el puerto sigue siendo visto como un entorno para hombres en el que la mujer apenas tiene una escasa participación.
Desde que comencé a trabajar, mi carrera se desarrolló en el mundo del comercio exterior y el sector logístico, y desde la experiencia personal, debo admitir, que muchas veces me enfrenté a situaciones limitantes en un entorno completamente masculinizado.
Casualmente, hace pocos meses leí el informe “Brecha de género en el comercio exterior: mismo juego, distintas reglas. Los casos de Argentina, Chile y Uruguay”, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que confirmaba la baja participación femenina en puertos, en el sector de comex, que no llega al 45%. Además destaca que las actividades que nosotras podíamos realizar, en su mayoría, solo alcanzaban puestos administrativos y solo un 28% puestos de jerarquía. Sin ir más lejos, en el 2021, la Subsecretaría de Asuntos Portuarios, realizó el primer relevamiento de géneros en el ámbito portuario.
Los datos arrojaron que si bien sólo el 24% de quienes trabajan en puertos son mujeres, casi el 40% de ellas tienen estudios universitarios contra el 9% de los hombres. Esto demuestra, una vez más, que a pesar de la preparación académica, a las mujeres les sigue costando llegar a puestos de trabajo sin otro motivo que por estar históricamente visto como actividades masculinas.
Como primera mujer en presidir un puerto bonaerense -el de Dock Sud- y el Consejo Portuario Argentino, siempre supe que uno de los principales objetivos de mi gestión sería el abordaje de la cuestión de género.
Las mujeres podemos desempeñar distintos roles en el trabajo portuario, desde operar maquinarias hasta ocupar cargos directivos, y esto quedó demostrado. Las barreras actuales ya no van a limitar nuestro desempeño porque nuestra inclusión es esencial para el crecimiento y la competitividad necesarias para que los puertos continúen navegando hacia el futuro.
Más allá de las dificultades, sé que esta es una batalla que no luchamos solas porque somos millones las mujeres que nos unimos bajo una misma bandera. Afortunadamente, en la actualidad esta lucha comienza a ser acompañada por distintos organismos y autoridades atentos a la necesidad de una nueva realidad para todas nosotras.
En ese sentido, a nivel internacional, siempre está presente la articulación de trabajo con la Comisión Interamericana de Puertos (CIP) o la Red MAMla, que agrupa a todas las autoridades marítimas de Latinoamérica, para evaluar posibles campos de acción en conjunto con respecto a este tema.
En cuanto al entorno local, la continua colaboración de la Provincia de Buenos Aires y de la Municipalidad de Avellaneda nos permite avanzar en la concreción de distintos programas y políticas que promuevan una mayor profesionalización y oferta laboral portuaria para las mujeres.
De este modo, con la iniciativa de las trabajadoras portuarias, creamos la Comisión de Perspectiva de Género y Diversidad del Puerto Dock Sud, a través del cual buscamos avanzar en políticas que permitieran reducir la brecha que existía -y continúa existiendo- entre mujeres y hombres, y abordamos problemáticas como el acoso, la violencia de género, la discriminación y el lenguaje sexista con una perspectiva de género para asistir a mujeres y a cualquier integrante de la comunidad LGBT. Este mismo trabajo es el que busco replicar en el Consejo Portuario.
En Dock Sud también fomentamos la formación femenina y por eso lanzamos el año pasado el programa “Formar para Trabajar” en conjunto con la Municipalidad de Avellaneda, gracias al cual mujeres de la comunidad pudieron acceder a la formación en oficios para crear una salida laboral con perspectiva de género y que, gracias a su repercusión, próximamente contará con una nueva edición.
Además, con un equipo de trabajo integrado, logramos la certificación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteado por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas que, entre otros ítems, propone la igualdad de género que tanto necesitamos alcanzar.
Sin embargo, a pesar de estas acciones, aún queda un largo camino por recorrer. Junto a otras profesionales, colegas y trabajadoras estamos trabajando arduamente para lograr avanzar en el camino hacia la igualdad. Estoy segura que juntas lo vamos a lograr porque, a pesar de que históricamente el puerto fue considerado como un sector de exclusividad masculina, la realidad es que las mujeres cumplimos un papel fundamental para el desarrollo de las sociedades.