Por Ariel Armero, GlobalPorts//

El reciente anuncio de la disolución de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, junto con la Administración General de Puertos (AGP), y su reemplazo por la Agencia Nacional de Puertos y Navegación (ANPYN), ha dejado al sector portuario y fluvial en un estado de incertidumbre.

Este cambio institucional, concebido como una solución para evitar superposiciones y mejorar la eficiencia, enfrenta en la práctica un inicio marcado por vacíos operativos, preocupaciones de los usuarios y un contexto económico que exige soluciones rápidas y efectivas.

El proceso de transición hacia la ANPYN, que dependerá del Ministerio de Economía como un ente autárquico, no ha sido expedito. A quince días de la disolución de las estructuras anteriores, la Agencia carece de una organización administrativa formal y enfrenta una notable reducción de personal.

Técnicos de los organismos disueltos han asumido de forma autónoma tareas esenciales, como la realización de batimetrías y la emisión de informes sobre calados y profundidades de la Vía Navegable Troncal (VNT), fundamentales para la seguridad de la navegación. “Por iniciativa absolutamente nuestra, estamos sacando las planillas y los partes”, explicó un técnico, reflejando el compromiso del personal mientras evidencia la gravedad del vacío institucional.

Sin un sistema oficial para regularizar estos procesos, la navegación en la Vía Navegable Troncal del Paraná enfrenta riesgos, especialmente en un momento en que las empresas privadas responsables del dragado y balizamiento no reciben instrucciones claras.

Además, el cobro de peajes, un recurso crítico para el mantenimiento de la infraestructura, no se está gestionando con normalidad, lo que añade presión a un sistema ya debilitado.

El Puerto de Buenos Aires

En paralelo, el Puerto de Buenos Aires, uno de los principales puntos de conexión marítima y fluvial de Argentina, enfrenta sus propios desafíos derivados de la disolución de la AGP.

Aunque una guardia mínima mantiene los servicios básicos como provisión de agua, electricidad y mantenimiento, las terminales reportan retrasos y dificultades operativas debido a la falta de personal. Estas limitaciones no solo afectan a los barcos de carga que llegan al puerto, sino también a la creciente actividad de cruceros turísticos.

La temporada alta de turismo ha convertido al puerto en el epicentro de la actividad, con miles de pasajeros que llegan y parten en lujosos cruceros. En este contexto, la disuelta AGP solía encargarse de habilitar los ingresos y salidas de estos buques, pero ahora surgen dudas sobre cómo se gestionará este proceso. Las demoras o fallas en la coordinación podrían tener un impacto negativo en la experiencia de los turistas y en la reputación del puerto como una puerta de entrada estratégica a Argentina.

La Vía Navegable Troncal en riesgo

La Vía Navegable Troncal (VNT), por donde transita una porción importante del comercio exterior argentino, no escapa a esta crisis institucional. Además de los problemas relacionados con la batimetría y el dragado, los usuarios expresan preocupación por la falta de un esquema claro para manejar emergencias, como derrames de combustible o incidentes de navegación. La Prefectura Naval, responsable de desbloquear la vía en caso de barcos varados, no cuenta con el soporte administrativo que antes ofrecían la Subsecretaría y la AGP.

Además, entre los usuarios preocupa la marcha del proceso de licitación de la Vía Navegable Troncal, largamente esperada por los actores del sector, las controversias dadas a conocer publicamente generan inquietud y agregan incertidumbre sobre los plazos originalmente informados  La gestión de este proceso pondrá a prueba la capacidad del nuevo organismo para garantizar la eficiencia operativa y la competitividad de una de las infraestructuras más críticas para el comercio argentino.

Aunque los actores del sector portuario y fluvial reconocen un buen diálogo con el gobierno, coinciden en que la falta de certezas administrativas y operativas debe resolverse de manera urgente. La Vía Navegable Troncal y el Puerto de Buenos Aires son piezas clave para el desarrollo económico del país, y cualquier interrupción o deficiencia en su funcionamiento tiene un impacto directo en el comercio exterior y la economía nacional.

Es imprescindible que la ANPYN formalice su estructura administrativa, normalice los procesos operativos y asegure un marco de transparencia y previsibilidad que permita la planificación a largo plazo. Además, se necesita un esquema claro de coordinación con los actores privados y un sistema efectivo de comunicación con los usuarios para mantener la confianza en la capacidad de gestión del sistema.

En un contexto global cada vez más competitivo, Argentina no puede permitirse fallos en la administración de sus infraestructuras logísticas. La Hidrovía Paraguay-Paraná y el Puerto de Buenos Aires representan no solo un punto neurálgico para el comercio exterior, sino también una oportunidad estratégica para fortalecer la posición del país en los mercados internacionales.

El desafío que ahora se plantean las autoridades radica en convertir esta etapa de transición en una oportunidad para construir un modelo de gestión más eficiente, integrado y sostenible, que responda a las demandas del comercio global. La rapidez en la toma de decisiones y la implementación de soluciones será clave para superar este momento de incertidumbre y consolidar el futuro de estas infraestructuras estratégicas.