AGUSTIN BARLETTI
Desde el Grupo Empresario de Mujeres Argentinas señalaron que el costo de fabricación de las manufacturas incorpora gastos impositivos, laborales o regulaciones que las dejan fuera de competencia.
Un completo análisis de la realidad logística y del comercio exterior argentino y regional llevó a cabo el Grupo Empresario de Mujeres Argentinas (Gema). En la asociación fundada en 2009 y que preside Delia Flores, sus comisione de trabajo debaten temas de actualidad.
Durante la reunión de la Comisión Gema Internacional, se analizaron temas relativos al comercio exterior y la situación de los fletes internacionales.
Se manifestó allí la inquietud por el aumento excesivo en las tarifas marítimas, y el transit time extendido que se está produciendo. También hay preocupación por la salida del mercado de líneas aéreas como LAN y Turkish, sumado a otras aerolíneas que están pensando en no venir o que han reducido su frecuencia hacia la Argentina.
“El flujo de mercaderías de importación nos permite tener bodega para las exportaciones, es decir que, si hay trabas en las importaciones, disminuye el transporte que llega al país y por lo tanto habrá menos espacio para las exportaciones. Hoy existe preocupación por la menor disponibilidad de bodega“, destacó Adriana Pisano, titular de la firma MYX International Group.
“Es necesario tener políticas de estado y no de gobierno. La política debería estar separada de la economía. Es menester una acción política donde el estado que propicie la llegada de más aeronaves”, destacó Delia Flores.
En relación a la navegación por la hidrovía, las empresarias expresaron su alerte por la presencia casi unánime de empresas paraguayas, y la ausencia de empresas argentinas. Se manifestó también que la percepción que siempre impera, es que los importadores son los malos de la película, sin embargo, es necesario importar para exportar, para producir bienes.
También se resaltó la necesidad de incrementar las exportaciones con valor (volumen más que peso) para que los buques lleguen por nuestras cargas y no corramos el riesgo de que haya que conectarlas vía Montevideo o vía Brasil.
Otra conclusión de importancia fue que el comercio exterior debe ir de la mano de la infraestructura, la logística, los costos portuarios, el ferrocarril, y la hidrovía. Es menester el cuidado de la infraestructura portuaria, de aeropuertos y de carreteras. En el caso de la portuaria con el buen dragado permanente del Río de la Plata de modo que los buques de mayor calado que se están construyendo en el mundo arriben. Hay buques con capacidad para más de 13.000 Teus que van a precisar del puerto de Buenos Aires con una perfecta condición del río y de una más ágil operatividad en terminales portuarias.
En el caso de aeropuertos, se pidió por una infraestructura moderna y ágil, sin los actuales conflictos gremiales que limitan la subida de bultos grandes en aviones de fuselaje chicos, como los que se usan mayormente para la exportación a Brasil (GOL/LATAM).
En el tema terrestre, el perfecto mantenimiento de carreteras, pasos fronterizos, puentes, para agilizar. Las aduanas de entrada y salidas, ágiles y digitalizadas.
“Exportar fue, es y será la clave para el crecimiento de la Argentina. Necesitamos que ingresen divisas para modernizar nuestras industrias comprando maquinarias con nuevas tecnologías, medicamentos, patentes, incluso los productos con mano de obra intensiva con los cuales no podemos competir. Las divisas las obtenemos de nuestras exportaciones y de las inversiones que lleguen a nuestro país porque piensan que pueden ganar dinero. Ambas formas hoy parecen difíciles”, destacó Rosa Lizzio, Licenciada en Comercio Exterior y coordinadora del área en Gema.
La experta resaltó que “con respecto a las exportaciones, además de los productos primarios existe una cantidad de manufacturas con potencial exportador, pero cuando nos ponemos a calcular un precio FOB, nos desilusionamos. Ya desde su costo de fabricación nuestras manufacturas tienen incorporados gastos impositivos, laborales o regulaciones que los deja fuera de competencia. El Estado debería actuar como colaborador y no como obstaculizador, brindando estabilidad cambiaria. No podemos tener un dólar a $140 para costos de producción y otro para cobrar nuestras exportaciones de $90. porque esto desmotiva a tener proyectos. Con respecto a las inversiones, no es sano que se regule la devolución de los préstamos que tienen nuestros empresarios con acreedores externos. No brinda confianza para que lleguen capitales que necesitamos para producir más y crecer. El Estado debería facilitar el comercio multilateral, quitando trabas arancelarias y para arancelarias, fomentar los acuerdos, negociar preferencias y cuidar al Mercosur, nuestros grandes aliados en América”.
Delia Flores acompañó la postura de Rosa Lizzio al recalca que “en materia de importaciones desde Mercosur, las trabas o barreras para arancelarias solo generan desgaste en la relación entre nuestros países y sus empresarios. Deberían considerarse y facilitar las importaciones que provienen del Mercosur, a la hora de autorizar las licencias de importación. Lo peor que nos puede pasar es quedarnos aislados y no formar parte de la Gran Aldea”. Fuente: Transport & Cargo