Una asamblea extraordinaria convocada para el próximo 11 de agosto buscará su aprobación. Enrique Loizzo, presidente del Centro Despachantes de Aduana, dijo que la normativa propuesta es el fruto del aprendizaje forjado durante la pandemia y del imperativo de afianzar nuevas formas de gestión.
Por Agustín Barletti
El próximo 11 de agosto es una fecha clave para el Centro Despachantes de Aduana (CDA). En una asamblea extraordinaria programada para ese día se someterá a votación la reforma integral del estatuto propuesta por la actual Comisión Directiva como parte de un proyecto a largo plazo. Se trata de la iniciativa “CDA 4.0”, que según sus considerandos “tiende a sentar las bases de una gestión más democrática, integrada, participativa y trasparente, adaptada a los tiempos que corren y a las posibilidades que ofrece la tecnología“. Para lograr los cambios propuestos se precisará una mayoría de dos tercios de la asamblea.
En diálogo con Transport & Cargo, Enrique Loizzo, presidente del CDA explicó la importancia de los temas a tratar y recalcó la importancia de esta convocatoria.
¿Cómo nace la necesidad de esta reforma?
–Nuestra visión macro era dejar un CDA mucho más moderno y actualizado, y la pandemia aceleró este proceso. Como sucedió en cualquier organización y en todo el mundo, tuvimos que modificar la manera de gestionar el CDA, porque si no lo hacíamos nos íbamos a quedar en el tiempo. Entonces, debimos recurrir a la virtualidad para continuar dando los servicios, nos adaptamos al teletrabajo y tuvimos que pensar en cómo llevar a cabo la desconcentración física del empleo en el CDA. ¿Por qué? Todos sabemos que, a partir de fines de marzo de 2020, cuando empieza a haber fuertes restricciones, el CDA tuvo que cerrar sus puertas. Pero los despachantes seguíamos trabajando, porque éramos esenciales: el comercio exterior tenía que continuar. Y en este escenario, fortalecimos las herramientas de comunicación con el diseño de una nueva web y más presencia en las redes sociales. Desarrollamos cabinas públicas, los turnos y un SIM online. Apareció la conexión SIM CDA, nuestro último logro, con un beneficio importantísimo para los socios. Convencidos de que estos cambios habían llegado para quedarse y que la pos pandemia traería nuevas relaciones interpersonales, empieza la idea de diseñar el CDA 4.0. Su nombre no es casualidad, porque es el mundo que se viene, el mundo virtual.
-El año pasado ya realizaron una asamblea general de modo virtual
–Fue una experiencia nueva, distinta. Participaron más de 200 socios. Tuvimos que adaptarnos a una resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ), donde se establecía que a partir de la emergencia sanitaria las sociedades podían reunirse en forma virtual. Pero la IGJ decía también que las instituciones debían pensar en readecuar sus estatutos para que fueran viable esta modalidad, presencial o mixta. En ese momento, lo hicimos a través de la plataforma Asamblear. Tuvimos mucho éxito, con algunas dificultades de conectividad, pero la plataforma funcionó.
-Lo positivo es que la virtualidad permite la participación de todos los socios del país.
–Hasta ahora, las asambleas habían sido de carácter presencial y lamentablemente había socios que no podían estar. Hoy pueden conectarse desde un celular o una PC y participar, algo que antes era muy costoso.
-¿En qué consiste el proyecto “CDA 4.0”?
-Es un programa de gestión que contempla una mayor integración federal con una más eficiente y variada oferta de servicios. El fin es garantizar un ejercicio de la democracia interna mucho más plena, con nuevos derechos, deberes y garantías de asociados y asociadas. Modificar el estatuto no es un antojo: es una necesidad.
-De todos modos, no es la primera vez que el CDA reforma su estatuto.
–En la historia del CDA, ha habido diez o doce modificaciones, para adecuarlo a los tiempos. En 2018, se realizó un cambio en el que veníamos trabajando cuando estábamos por fuera del Centro y se las habíamos propuesto a las autoridades de entonces, pero no la tuvieron en cuenta. Ahora, después de casi cinco años de gestión, y por las razones que vengo planteando, lo vemos como una necesidad, porque estamos pensando en la institución del futuro.
-¿Cuáles son las principales líneas de esta reforma?
–Quizás la reforma parece demasiado grande porque estamos modificando 44 artículos. Muchos son de forma, otros quizás más de fondo; pero además hay 130 que tienen que ver con la incorporación al estatuto de los reglamentos. Es que para darles el lugar que merecen, son incorporadas al estatuto las figuras de filial y corresponsalía, que hoy están contempladas en reglamentos internos, y una nueva que se va a crear, la de delegación. No olvidemos que un tercio de la masa societaria pertenece a las 21 filiales y corresponsalías que tenemos, con la idea de seguir creciendo.
-Se les da jerarquía estatutaria.
–Así es. Nuestro estatuto prevé la creación de filiales y corresponsalías, de acuerdo con la región en que estén y la cantidad de socios que tengan. Pero hay lugares del país donde son muy pocos y no alcanzan a cumplir con esos requisitos. Entonces, proponemos una nueva figura, las delegaciones, porque entendemos que es muy importante que todos estén representados y que a su vez el CDA tenga representaciones en todo el territorio nacional, para asegurar una gobernanza con sentido federal y mayor transparencia en los procesos decisionales de dirección y administración.
-¿Qué otros aspectos están contemplados en la reforma?
–Planteamos una adecuación jurídica de algunos artículos que aseguran la modernización institucional, incorporar la virtualidad en el proceso de toma de decisiones y en la prestación de todos los servicios, la telegestión, la formación y el entrenamiento personal, el intercambio de experiencias y de asistencia técnica. También tenemos que adaptar el estatuto del CDA a la inminencia de la aprobación de la ley de Colegio Público de Despachantes de Aduana. Los socios saben que en esta gestión se ha avanzado mucho en esa dirección y que estamos a punto de lograrlo, pero necesitamos contemplar esa transición en el estatuto. También en términos de transparencia, estamos proponiendo que la gestión presupuestaria comprometa nada más que a la Comisión Directiva mientras dure su mandato, para no atarles las manos a los que vengan respecto de acciones o convenios que puedan conllevar alguna cuestión económica. Establecemos asimismo cómo llevar adelante las transiciones, para que se realicen de manera ordenada, porque el CDA es una institución que está más allá de las personas. Por tal motivo, tanto la Secretaría como la Tesorería deberán poner a disposición de las nuevas autoridades todos los elementos necesarios para asegurar una continuidad de los procesos. Si no, quien está entrando tiene que empezar de cero. Y no estoy hablando de falta de voluntad o no, sino de obligaciones que van a tener todos aquellos que asuman la responsabilidad de directivos.
-¿Se propone algún cambio en el sistema de representación y duración de los mandatos?
-Incorporamos la representatividad de los procesos de designación de autoridades desde la perspectiva de género conforme a la legislación vigente. También ampliamos la posibilidad de elegir y ser elegidos a todos los asociados, sean o no miembros de la Comisión Directiva. Esta posibilidad depende de varios factores. Primero, que aquél que esté ejerciendo el cargo quiera volver a ser directivo. Segundo, que quienes presenten la lista de candidatos lo consideren necesario. Y tercero y fundamental, que el día de las elecciones el socio apoye o no a esa persona. Son los socios los que van a decidir la continuidad, siempre y cuando la gestión haya sido buena.
Acá además establecemos una diferencia en el caso del presidente. Entendemos que debe ser por dos períodos solamente, porque hay que terminar con los modelos presidencialistas. Bajo ese mismo concepto, creemos que el past president, que antes accedía a la presidencia del Consejo de Ética automáticamente, ahora va a ser un miembro más, con la posibilidad de ser elegido por sus pares.
-Hoy, el estatuto prevé que un socio pueda ser vocal titular sólo durante dos períodos consecutivos; pero después puede continuar como suplente.
– Efectivamente. Además, si un titular deja el cargo por razones de salud, enfermedad, fallecimiento o renuncia, está en condiciones de acceder nuevamente. Eso sucede en la práctica y se ha visto mucho. No estoy en contra de que la gente participe. Al contrario. Independientemente de que cada uno pueda tener una visión distinta, respeto mucho a quienes quisieron participar de la vida del CDA y lo hicieron durante períodos muy largos, con vocación de servicio a favor de la institución y de los socios. Pero si queremos participar, hagámoslo en forma transparente. Por otro lado, hay otro punto sobre el que quiero ser claro, porque ha habido voces que erróneamente dicen lo contrario. Los cargos de la Comisión Directiva en ningún caso pueden ser rentados. El espíritu del trabajo ad honorem con el que se fundó el CDA sigue firme y fuerte dentro de la institución.
-¿Qué otras líneas de trabajo integran el proyecto CDA 4.0?
–Hay capítulos específicos vinculados a la gestión institucional. Por ejemplo, desarrollar un programa integral de telegestión, para incorporar paulatinamente la virtualidad a la totalidad de los servicios ofrecidos o los que se creen en el futuro. Avanzar en la renovación, mejora e innovación tecnológica en los canales de comunicación. Incorporar nuevos servicios, como asesorías especializadas. Crear una biblioteca electrónica, un banco de datos de buenas prácticas. Pensamos en un plan estratégico de formación profesional y capacitación que avanza desde el entrenamiento profesional a distancia con una mayor oferta de capacitación específica, que tiene mucho que ver con la conformación del Colegio. Y también en la posibilidad de crear, como en algún momento tuvo el centro, un Instituto de Estudios Aduaneros y, por qué no, una Universidad del Comercio Exterior.
-¿En qué situación están el Fondo Común Solidario y la situación patrimonial del CDA?
–Vamos a separar las dos cosas. En cuanto al Fondo Común Solidario (FCS), es justo que se reconozca que hemos logrado robustecerlo, a partir de una gestión más que exitosa, no para los directivos, sino para todos. Cuando nos hicimos cargo, el FCS estaba quebrado. Y ése era un problema extremadamente serio, gravísimo, del que los socios no tenían conciencia y del que nos enteramos al momento de asumir. El 31 de diciembre de 2016, los despachantes no íbamos a poder actuar más porque el FCS no alcanzaba a cubrir las garantías requeridas. Y algunos no podían pagar esa actualización. Trabajamos mucho. Presentamos un pedido de amparo. Logramos que se ampliara el plazo para cumplir y, después de una gestión que llevamos adelante con la Superintendencia de Seguros, la AFIP y hasta miembros del gabinete, logramos algo histórico: que se aceptara el seguro de caución. Hoy podemos decir con orgullo que con los bonos y el seguro el FCS puede garantizar la actuación de hasta más de 10.000 socios. En cuanto al crecimiento patrimonial, hoy el Centro de Despachantes se encuentra muy bien, tenemos un buen respaldo patrimonial. Así lo han demostrado los balances. Al incrementar el respaldo del FCS, podemos tener más asociados y ello redunda en el incremento del patrimonio institucional, genera mayor participación y, a su vez, la demanda de un mayor acceso a servicios y beneficios en igualdad de condiciones. Todo ello, como dijimos, en el marco de una gobernanza más democrática, más integrada, más participativa y trasparente. Hacia allá vamos, con un cambio necesario que vamos a consensuar entre todos. Fuente: Transport & Cargo, El Cronista