En un mundo globalizado y en constante transformación, los cambios no solo vienen dados por las nuevas tecnologías sino que también se efectúan en el mundo del trabajo, generando nuevos desafíos para los trabajadores y los empleadores.
Por Ariel Armero
En el panel “Los nuevos desafíos de las relaciones laborales” del Encuentro Internacional de Industria Naval, Pablo Slavin, Director Universidad Popular de los y las trabajadoras de Mar del Plata y Zona Atlántica; Marta Ibáñez, del Sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de la República Argentina (SAONSINRA); Jorge Terreu, de la Asociación de Recursos Humanos de la Argentina (AdRHA); y Carla Mancuso, de la Secretaría de Genero de la CGT debatieron esta temática clave con la moderación de Daniel Di Bártolo, Jefe de la Agencia Territorial del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
Desde el punto de vista de las relaciones laborales y los recursos humanos, Terreu habló acerca de las nuevas tendencias que buscan “impulsar la mejora continua para equilibrar las condiciones entre trabajadores y organizaciones”.
“El mundo pre pandemia era volátil, incierto, complejo y ambiguo, en cambio ahora, hay un nuevo paradigma que tiene que ver con lo impredecible y lo paradójico, con lo incierto de no saber qué va a pasar. Sin embargo, es un mundo optimista en términos de oportunidades” explicó. En un mundo donde la gran dicotomía parece darse entre trabajo y automatización, los desafíos van a venir con cambios en las formas que hoy conocemos el trabajo.
Entre las principales tendencias, Terreu habló sobre la transferencia digital; la valoración en la agilidad de aprendizaje; la adaptación en entornos cambiantes; el valor puesto en la creatividad, la comunicación y la resiliencia; la posibilidad del teletrabajo; la generación de lideres más humanos, donde se le dé un valor a lo emocional; la ampliación de derechos en términos de inclusión y diversidad. “Hoy el mundo del trabajo está virando de ser éste un fin para ser un medio, por eso se ponen en valor otro tipo de experiencias y cualidades”, manifestó el integrante de AdRHA.
Si bien estas cuestiones mencionadas pueden verse como positivas e ideales, cabe preguntarse cómo se aplican a la realidad local. Frente a esa pregunta, Marta Ibáñez trajo un panorama más duro sobre la mesa: “En la OIT dan por sentado cuestiones que hoy en Argentina no tenemos resueltas, por ejemplo la seguridad económica y jurídica, que el salario alcance para cubrir todos los aspectos de la vida, creo que si no tenemos resuelto estos viejos desafíos no podemos empezar a pensar en los nuevos”, expresó.
Se trata de un cambio de paradigma que vino a instalarse luego de la crisis de 1973, con la caída del Estado de Bienestar, según lo explicó Pablo Slavin en su exposición. Con la globalización y el neoliberalismo comenzó una lógica ya no vinculada a la productividad industrial sino al sistema financiero. “Hasta ese momento la clase trabajadora tenía prosperidad y crecimiento, aumento derechos y condiciones laborales, aumento en la distribución de las ganancias. Sin embargo, del 73 en adelante, lo único que pudo hacer el movimiento obrero fue defenderse, resistir y ceder”, reclamó Slavin.
“El neo liberalismo construyó un pensamiento hegemónico, ese pensamiento único que terminó por insertarse en el sentido común apelando a algunas nociones muy elementales tales como la libertad, la igualdad, la honestidad, la independencia del poder judicial. El problema es que se trata de nociones vacías”, explicó.
¿Cómo romper esta lógica? Según Ibáñez la respuesta debe venir del “diálogo social”. “Tenemos la obligación todos los actores de conducir el trabajo hacia un mundo con mayores cuotas de justicia social y dignidad humana para reducir la pobreza, para que no prime únicamente la lógica de la empresa”, argumentó.
En ese sentido, Slavin consideró que se necesita una alianza de los sectores que reclaman derechos para pelear por condiciones mejores, incluir al empresariado que está comprometido con la productividad y no solo con la especulación, lograr una reforma fiscal progresiva, una reforma judicial en favor de los intereses comunes, la intervención efectiva del Estado y la promoción de una educación inclusiva, basada en el pensamiento crítico.
La deuda es con las mujeres
Entre la gran lista de desafíos mencionados por los oradores, Carla Mancuso se encargó de hablar acerca de aquellos que tienen que ver con el movimiento obrero con perspectiva de género.
“Es importante entender que las mujeres no partimos con igualdad de oportunidades, nuestra situación es un poco más compleja cuando nos queremos insertar en el ámbito laboral y cuando queremos mantenernos y más aun si queremos aspirar a cargos altos”, expuso y agregó que “muchas veces tenemos que romper con ciertos mandatos establecidos, que nos ponen trabas y nos terminan exigiendo el doble que a los varones”
Según lo expuesto, dentro de una familia heterosexual con un hijo, el ingreso al trabajo formal es del 82% para los hombres y del 52% para las mujeres; ese número baja cuando se agregan más hijos llegando a solo el 33% de inserción.
“No se trata de una competencia entre varones y mujeres, sino pensarnos en conjunto para que podamos tener igualdad en los ámbitos laborales, poder repensar qué pasa, mirar a la compañera, hacer lugares de trabajo más amenos para las mujeres, más libres de violencia, pensar qué pasa con las diversidades, qué pasa cuando las mujeres queremos entrar en un ambiente considerado masculino, teniendo en cuenta que esos trabajos masculinizados son los mejores pagos, qué pasa cuando queremos acceder a un cargo de jerarquía, para poder dar esos debates entre todos y todas”, explicó.