Uno de los asuntos destacados en la reunión del Mercosur, que se celebra esta semana, es lograr un acuerdo definitivo para el tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur.
El acuerdo alcanzado en el 2019, entre el Mercosur y la UE no fue ratificado por divergencias no resueltas entre las partes. Tanto desde Bruselas como desde el bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay alientan el objetivo de alcanzar un acuerdo para finales de este año.
Algunos miembros de ambos bloques ven una “ventana de oportunidad” que se abre con el inicio de la presidencia semestral de España en el Consejo de la UE y el liderazgo que puede imprimirle a la negociación el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cuando desde el próximo martes y hasta fin de año ejerza la titularidad del Mercosur.
No obstante, la complejidad de la cuestión llama a la cautela. Para Gabriel Puricelli, coordinador del Programa de Política Internacional en el centro de estudios argentino Laboratorio de Políticas Públicas, “de aquí a fin de año es difícil que se avance” en la negociación.
La reunión del Mercosur, que se desarrolla este 3 y 4 de julio, en Puerto Iguazú, es clave para que los países miembros acuerden una contrapropuesta a la lista de demandas remitida por los europeos en marzo último.
El escenario es complejo ya que, tras dos décadas de arduas conversaciones, el 28 de junio de 2019 la UE y el Mercosur alcanzaron un acuerdo político general para sellar un pacto de libre comercio, dejando pendiente la resolución de algunos aspectos técnicos.
La discusión se complicó por la aparición de nuevas demandas a ambos lados de la mesa. En la UE persisten las resistencias entre los países con fuerte sector agrícola, con Francia a la cabeza, a abrir sus mercados a los competitivos productos agropecuarios suramericanos.
A ello se han sumado nuevas exigencias europeas en materia ambiental, como la introducción de un instrumento sobre desarrollo sostenible adicional al acuerdo alcanzado en 2019, que el Mercosur lee como la imposición de compromisos derivados del Acuerdo de París y que teme se conviertan, en la práctica, en una barrera para sus exportaciones a la UE.
Del lado del Mercosur, Brasil rechaza hacer concesiones en el capítulo de compras gubernamentales para proteger a las pequeñas y medianas empresas del bloque.
Así las cosas, las últimas semanas estuvieron marcadas por encuentros de alto nivel político en los que el estado de las negociaciones estuvo al tope de la agenda.
A mediados de junio la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, viajó a Brasil y Argentina, donde abordó directamente la cuestión con Lula da Silva y Alberto Fernández.
Fernández, quien este primer semestre ha presidido el Mercosur, prometió a la líder europea presentar en Iguazú una propuesta con tres puntos concretos (medioambiente, cooperación y cadenas de suministro) para “destrabar” la negociación y arribar a un pacto balanceado y justo.
Una semana después, Lula da Silva se entrevistó en París con el presidente francés, Emmanuel Macron, a quien planteó que las condiciones puestas por los Veintisiete “son inaceptables” y reclamó “un poco más de flexibilidad” para lograr un acuerdo bueno para todos.
Según Puricelli, a favor de una “aceleración” en la negociación “juega la Presidencia española de la UE, que desearía intensamente tener un logro histórico que exhibir”.
Pero el experto recordó a EFE, que, además, del veto francés, “polacos, neerlandeses y austríacos, entre otros, han rechazado abiertamente la puesta en marcha del acuerdo”.
Tras el encuentro en Puerto Iguazú, las miradas estarán puestas en el diálogo que los líderes de ambas partes mantengan en la cumbre de la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), prevista para el 17 y 18 de julio en Bruselas, y sus esfuerzos para sacar a la negociación de su punto muerto.
Para el Mercosur, un pacto con la UE representa nuevas oportunidades comerciales con un mercado de unos 450 millones de consumidores que ya es su segundo socio comercial.
Según datos oficiales, en 2022 Mercosur exportó bienes a la UE por 62.928 millones de dólares (57.893 millones de euros) e importó desde el bloque europeo por 57.215 millones de dólares (52.638 millones de euros).
Fuente: EFE nk/cmm/bdp/Logistic World