La falta de lluvias en las cuencas altas de Brasil y Paraguay ha desencadenado una crisis que afecta la navegación y múltiples actividades económicas dependientes del río.

El río Paraná, una de las principales vías fluviales de Sudamérica, ha vuelto a registrar niveles de agua extremadamente bajos, similares a los observados en los años 2019 y 2023. Según datos de la Prefectura Naval de San Nicolás, la altura del río fue recientemente registrada en 0,81 cm, un nivel alarmantemente bajo para esta época del año.

La escasez de precipitaciones en las áreas de influencia del Paraná ha sido identificada como la principal causa de esta situación. El ingeniero Juan Borus, responsable del pronóstico hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), explicó que la región ha experimentado una disminución importante en las lluvias durante las últimas dos décadas, intensificando la dependencia de los grandes ríos como el Paraná. “Cuando hay carencia de agua, el impacto es cada vez mayor”, afirmó Borus.

La situación en la alta cuenca del río Paraná en Brasil ha sido particularmente crítica este año. Los embalses de generación hidroeléctrica, que regulan el flujo de agua, han mantenido un promedio de 4.400 m² por segundo durante semanas, cifra que mejoró ligeramente a 5.200 m² por segundo tras algunas lluvias en agosto. Sin embargo, la falta de lluvias en el sur de la cuenca, donde no existen presas, ha empeorado la situación.

En Argentina, la situación es igualmente preocupante. En la ciudad de Rosario, el nivel hidrométrico del Paraná se mantiene en torno a un metro, impidiendo la navegación y afectando otras actividades. En Santa Fe, el río descendió de 5,45 m. en diciembre pasado a 0,88 m. actualmente, el nivel más bajo en los últimos ocho meses. Las proyecciones del INA indican que el nivel del río podría descender aún más, alcanzando 0,67 metros para finales de agosto y 0,51 metros para mediados de septiembre.

El fenómeno de La Niña, que inhibe las precipitaciones, podría extenderse hasta octubre, agravando aún más la situación del Paraná. Esta prolongada sequía ha dejado al descubierto vastas áreas del humedal, propiciando quemas ilegales en las islas, un problema recurrente que mantiene en alerta a las autoridades.

El Paraná, con sus 2546 kilómetros de longitud, atraviesa territorios de Brasil, Argentina y Paraguay, y desemboca en el Río de la Plata. A medida que el río sigue perdiendo caudal, las consecuencias económicas y ambientales se vuelven cada vez más severas, recordando las duras lecciones aprendidas durante las bajantes de 2020 a 2022.