Hoy se draga en lugares que no hace falta cuando se podría trabajar en los sobre anchos en el Río de La Plata, donde están todos los estudios autorizados para avanzar
Por Jorge Metz
En el siglo III antes de Cristo se cuenta que cuando Alejandro Magno llegó a la costa fenicia, al observar que sus enemigos le triplicaban en número y que su tropa se veía derrotada antes de pisar el campo de batalla, mandó quemar las naves por lo que había que vencer para poder volver.
Esto es más o menos lo mismo que acontece por estos días, en la Argentina. Los funcionarios deben quemar una pequeña pirámide de billetes en dólares para justificar su trabajo y volver a sus casas tranquilos, en tiempos en que el círculo rojo de la actividad de puertos y vías navegables está cuestionando la actividad del Ministerio de Transporte de la Nación.
Después de tres años, habida cuenta la inacción registrada en la Vía de Navegación Troncal (VNT), y faltando tan poco para el recambio de gobierno, todos sabemos que es mejor que no hagan nada. Como está visto que no pueden llevar adelante sus obligaciones en la principal obra pública nacional, es mejor que dejen todo como está y que el nuevo gobierno se encargue con responsabilidad.
También queman plata al ordenar dragar en lugares donde no hay que hacerlo cuando podrían estar trabajando en los sobre anchos en el Río de La Plata, donde están todos los estudios autorizados para avanzar. Pareciera que no tienen idea por dónde empezar, cuando en realidad se trata de hacer cosas útiles. No desarmaron uno solo de los nudos de congestión de tráfico que tenemos. Está demostrado que el 60% de la demora de los buques es en el Río de La Plata. Tampoco dragaron en el Paso Borghi que estuvo en 8,34 y marcaba la determinante.
A esto se suma la volatilización de los 60 participantes del Consejo Federal de la Hidrovía menos CABA, santos inocentes que aún no sienten ningún prurito de responsabilidad, o la comisión bicameral ad-hoc que venía a arrasar con garantías y controles. Un verdadero concilio de políticos.
Todo esto era esperable porque Jan de Nul de ser concesionario paso a ser proveedor de la Administración General de Puertos (AGP) con todas las responsabilidades ejecutivas contractuales en la subsecretaría de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante de la Nación (SSPVNYMM).
La AGP no tiene problemas políticos sino técnicos porque no posee el conocimiento, la capacidad y experiencia que no se obtienen de los decretos reglamentarios habilitantes. Su responsabilidad había quedado acotada a la administración y explotación del puerto de Buenos Aires más el mantenimiento del vaso portuario y sus canales navegables Costanero Norte y Sur. Tampoco dispone de equipos y embarcaciones ni de personal para controlar la gestión.
El órgano del control que promovimos durante nuestra gestión en la SSPVNYMM es la herramienta necesaria para saber y conocer lo que acontece en la VNT, pero se olvidaron de exigir a sus miembros la idoneidad necesaria y por supuesto la integración de CABA que tiene jurisdicción en el puerto de Buenos Aires, principal enclave de contenedores con alto valor agregado. Fuente: Transport & Cargo .(*) Subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante de la Nación (2015 – 2018). Secretario General del Comité Intergubernamental de Coordinación de la Cuenca del Plata (2018 – 2020).