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Las zonas francas están desempeñando un papel crucial en la expansión de la industria foresto-industrial en Argentina y Uruguay, posicionando a ambos países como actores clave en el suministro de productos madereros a nivel internacional.
Este impulso se enmarca en un contexto global donde la demanda de recursos forestales se intensifica, especialmente en Europa. En Argentina, la cadena de valor foresto-industrial, que abarca 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales y 53 millones de hectáreas de bosques nativos, ha reforzado sus vínculos con Europa, destacando el potencial de crecimiento en mercados internacionales.
La cadena de valor foresto-industrial argentina, que abarca 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales y 53 millones de hectáreas de bosques nativos, genera actualmente divisas por 550 millones de dólares anuales y emplea a 100.000 personas de manera directa. Sin embargo, se proyecta que el sector podría llegar a generar divisas por hasta 2.600 millones de dólares.
En la provincia de Entre Ríos, la actividad forestal es particularmente importante, con 139 mil hectáreas forestadas que representan el 11,6% de las plantaciones a nivel nacional. Este polo foresto-industrial, especializado en Eucalyptus grandis, es el tercero más importante del país.
La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima) subrayó la importancia de aprovechar la demanda emergente de madera en la reconstrucción de Ucrania, donde las zonas francas pueden jugar un rol estratégico en facilitar y aumentar las exportaciones.
Mercedes Omeñuka, presidenta de Faima, afirmó que la industria maderera argentina no solo está preparada para satisfacer la demanda interna, sino que también tiene el potencial de expandir significativamente su presencia en mercados internacionales. Este crecimiento se vería apoyado por un entorno de previsibilidad y colaboración entre el sector público y privado.
Por otro lado, en Uruguay, las zonas francas han sido determinantes en llevar las exportaciones madereras a niveles récord. En julio, las exportaciones de rollizos de eucaliptus alcanzaron un crecimiento interanual del 32% en facturación, con las zonas francas Durazno y Punta Pereira captando la mayoría de los envíos. Este auge en la exportación se ha dado a pesar de una caída en la demanda asiática, destacando el papel de las zonas francas como motor de crecimiento económico.
El impacto positivo de las zonas francas en Uruguay también se refleja en las cifras anuales acumuladas, donde se ha alcanzado un volumen de exportaciones por 780 millones de dólares, un incremento del 21,4% interanual. Este modelo podría servir de referencia para la industria foresto-industrial argentina, que busca maximizar su potencial exportador.
En ambos países, las zonas francas están demostrando ser un componente esencial para impulsar el crecimiento de las exportaciones madereras, al proporcionar un entorno favorable para la inversión y el comercio exterior. A medida que la demanda global de productos forestales continúa creciendo, Argentina y Uruguay están bien posicionados para aprovechar estas oportunidades, con las zonas francas liderando este esfuerzo.